La subida de precios de los alimentos ha afectado de pleno a las colectividades que trabajan para comedores escolares, y por supuesto también a las familias.
No es de extrañar pues que las exigencias giren ahora en torno a la cantidad, variedad y calidad de los menús.
Para poder cumplir con las demandas de las familias y a la vez con los pliegos de condiciones hay que ser lo más eficientes posible.