Reduce el desperdicio alimentario en tu cadena de hostelería

Los alimentos pueden acabar en la basura por varios motivos. El más común es la comida que no se come y se tira. Otras formas de desperdicio alimentario pueden ser los cultivos que se dejan en el campo y no se llegan a cosechar porque los precios son demasiado bajos o porque hay un exceso de oferta de ese producto, o bien los alimentos que se estropean o que se pierden durante el proceso de producción o transporte. 

Si no se recicla, la comida desperdiciada se envía a un vertedero. Poca gente se da cuenta del enorme impacto que esto tiene para el medioambiente a consecuencia de la emisión de metano (un gas nocivo con efecto invernadero unas 25 veces más fuerte que el dióxido de carbono). Los residuos no reciclables se pueden aprovechar mejor si se envían a incineradoras para generar energía útil.

A nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. Paralelamente, se calcula que una persona muere de hambre cada cuatro segundos en el mundo. Reducir el desperdicio alimentario en las cadenas de hostelería es moralmente y ahora también legalmente imperativo. El desperdicio puede clasificarse en las siguientes fases: 

Preparación: 45% 

Sobras de los clientes: 34% 

Desperdicio: 21% 

Te recomendamos cinco formas para reducir el desperdicio alimentario en tu cadena de hostelería: 

1. Involucra al personal y sensibiliza a los clientes 

2. Realiza un diagnóstico y elabora un plan de acción 

3. Controla tus compras y optimiza el stock con un software para cocinas como Easilys f&b (especialmente importante si cuentas con una cocina central)

4. Asegúrate de que los equipos y maquinaria funcionan correctamente 

5. Calcula bien las porciones y aprovecha los excedentes